Mejores argumentos
Mejores argumentos
Como a muchos peruanos, también a mí me persigue la incertidumbre sobre nuestro futuro. Leo con avidez las informaciones y los comentarios. Cada vez más partidarizados.
Hay múltiples maneras de definir la situación. Los humalistas pretenden que la elección es entre el gobierno corrupto de los ricos y la honestidad inclusiva del gobierno de la gente comprometida con el Perú.
Y los keikistas, o fujimoristas, asumen que la alternativa es entre el populismo autoritario y trasnochado de un gobierno que significa el regreso a la crisis económica y la lucha de clases, y, de otro lado, un gobierno que garantiza la continuidad de un vigoroso desarrollo pero esta vez con más inclusión social.
Quizá en términos más objetivos se podría decir que Keiko Fujimori tiene como prioridad la continuidad del crecimiento mientras que para Ollanata Humala lo más importantes es la redistribución. Y, claro, un crecimiento sin redistribución no es políticamente viable en un régimen democrático. Y, de otro lado, tampoco es posible una redistribución sin crecimiento, salvo que se decida implementar una reforma tributaria cuasi-confiscatoria, hecho que desalentaría totalmente el crecimiento.
El problema está en una economía que concentra el ingreso pues se basa en una exportación que crea poco empleo y genera altas ganancias. Y, de otro, lado en un sistema político des institucionalizado pero que da un voto a cada elector, de manera que la gente postergada por la economía puede apoyar alternativas redistributivas, exigir políticas sociales más efectivas. Al menos durante el período electoral.
Lo ideal sería un crecimiento acompañado de una redistribución que cree capacidades. De esta manera tendríamos el famoso “desarrollo sustentable”.
II
El mejor argumento que he escuchado a favor de Keiko Fujimori señala que ella es el mal menor. Si gana, en el peor de los casos, tendríamos cinco años de impunidad, mafia, clientelismo y corrupción. En cambio, el peor escenario de un triunfo de Humala sería un populismo desbocado, una demagogia encaminada a ganar cuotas de poder mediante plebiscitos que podrían llevar a reelecciones sucesivas. Acentuación de la lucha de clases y parálisis de la inversión. En dos palabras el modelo chavista. Según este argumento debemos tener más miedo del triunfo de Humala que el de Keiko. Es decir, las dos opciones son malas pero Humala es la peor.
El mejor argumento que he escuchado a favor de Humala es que el voto por Keiko es moralmente nauseabundo. Sería un pésimo ejemplo para nuestros hijos que nosotros, los votantes, avalemos la corrupción y la mafia. Un camino que podría producir crecimiento pero también, y quizá sobre todo, criminalidad y violencia. El argumento se sitúa sobre todo a nivel de lo que Weber llamaba la “ética de la convicción”. Es decir, no entrar en cálculos, sino responder a un imperativo: decirle no a la impunidad que desmoraliza a quien pretende regirse por la ley. Legitimar la corrupción es socavar la convivencia civilizada. Mientras tanto, en el otro polo, si bien Humala no garantiza mucho, al menos no está enfeudado a la corrupción, hasta el momento.
III
Hasta ahora he pensado votar viciado. En todo caso no por Keiko Fujimori.
Ahora estoy re-evaluando mi posición pues es muy posible que mediante un ardid legal el tribunal constitucional resuelva a favor de Fujimori el habeas corpus que anula el juicio al que fuera sometido. El día que Fujimori salga de la cárcel los peruanos sabremos que en nuestro país todo está permitido. Que cada uno está autorizado a hacer lo que le da la gana si tiene el poder, que somos una sociedad de cómplices y pendejos que solo nos importa nuestro bolsillo.